lunes, 6 de marzo de 2017

De creatividad, sufrimiento y molar

Periódicamente me encuentro con la tontería estupidez chorrada afirmación esa que hizo alguien a propósito de un señor decimonónico (creo que era un señor decimonónico) diciendo que, si no lo hubiera pasado tan mal y sufrido tanto, el mundo de hoy no podría disfrutar de su excelso arte.

CACA DE VACA. CALIDAD SUPERIOR.

Vamos a hablar de un par de cosas que hay que tener en cuenta a la hora de hablar del sufrimiento.

1. Sufrir es malo. Punto. No hay más. No hay nada positivo en que te atropelle un camión. Fin.

2. Gestionar el sufrimiento es muy difícil. Puedes hacer varias cosas, pero me voy a centrar en dos, las que vienen al caso:
  • 2.A: Remangarte y sacarle a la situación horrible que sea el mejor partido.
  • 2.B: Enaltecer lo que te ha pasado y convertirlo en algo "guay" para no tener que lidiar con que es horrible.

Como persona que crea (on a daily basis) y que tiene su grado medio en que la vida le dé patadas en los hocicos (como todos, que es una cosa que se nos olvida, que el todoporciento de la población tiene siempre lo suyo detrás) me siento especialmente insultada por todo ese rollo del artista amargado cuya obra no sería excelsa si no lo hubiera pasado mal. No, mirad: NO. 

Ya dijo Neil Gaiman que si te explota el gato la salida que te queda es make good art, pero eso ni implica ni ensalza el hecho de que el gato explote. Construirte una identidad en base a que tu gato ha explotado es victimista e infantil y algo que probablemente haya que hacerse mirar. 

Supongo que toda esa aura mística en torno al artista torturado es una cosa muy útil para el ciudadano de a pie para sentirse identificado y, de paso, especial. Oh, sí, Michelangelo, soy tan sufridor como tú. Almas a la deriva. Pertenecientes al mismo club social de amargados. Estar amargado me da status de genio renacentista y poeta existencialista francés. Porque, hijos míos, ahora viene la chicha: ¿le hace a uno alguien caso cuando dice que es feliz? ¿Recibe uno atención o refuerzo positivo cuando le suben el sueldo?

Hemos creado una sociedad que se vuelca (en las relaciones del día a día, con la vecina o con los colegas) en procurar que el triste esté menos triste en lugar de en potenciar la felicidad de quien ya lo es. Reparamos en nuestros semejantes cuando el daño ya está hecho, en lugar de evitarlo. Y esto lo aprendemos desde chiquititos: el que llora es el que más atención recibe. La necesite o no. Pensadlo: ¿llamaríais antes a consolar a un colega que ha puesto en FB que le han robado la bici y está hecho polvo o a uno que ha ganado una carrera para felicitarlo?

Es que yo quiero ser como esos náufragos que se volvieron caníbales y tal.


Confundir las dos gónadas y media que hay que tener para sobreponerse a las cosas con que mola que te pasen cosas malas para que puedas superarlas y convertirte así en un héroe romántico es enfermizo. 

Ahora vamos a aplicar esto a la creación literaria, empezando por lo básico: sin conflicto no hay drama. Cuando te pones a escribir una novela tiene que pasar ALGO. Introducción, nudo, desenlace, esas cosas. Sin embargo, como bien sabemos, no tiene que ir obligatoriamente de que pasen cosas chungas y gracias a esas cosas chungas los protagonistas descubran el verdadero significado de la mortadela. 

¿Te pasó algo horrible y lo superaste a través del arte? Olé. ¿Basas tu identidad como artista en que te pasó algo horrible? Busca ayuda. En serio, agarrarse al misterio de la víctima no es superar las cosas. Es una forma de gestión infantil. 

Y esto me lleva al último punto de hoy: parece que ser feliz no es adulto. Ser feliz es cosa de niños o inconscientes o tontos del higo. CACA DE VACA, edición gourmet. Precisamente, lo infantil es cruzarse de brazos y estancarse en el "ahora me enfado y no respiro", en la amargura y la queja como forma de vida, en lugar de atreverse a ser feliz. Sí, cuando estás amargado puedes fluctuar entre amargado de andar por casa y amargado premium, pero estás tranquilo en tu categoría. Sin embargo, el que es feliz corre el riesgo de dejar de serlo y, ay, hijos míos, hay que ser valiente para estar dispuesto a arriesgarse así. Hay que ser adulto. Si no te atreves a superar algo obviamente no puedes fracasar en el intento.

Nadie que haya pasado por una depresión y la haya superado la echa de menos por sus cualidades de creación catártica. De tener la oportunidad de volver atrás en el tiempo y sufrirla o no, creo que nadie elegiría tener que pasar por ella.

Sufrir es malo. No envidiéis a los artistas torturados ni ensalcéis su experiencia. No admiréis el sufrimiento, sino a quien ha sabido superarlo sin convertirlo en su bandera. Y, sobre todo, sabed que no necesitáis sufrir para ser grandes creadores. Mirad a Bernini. 

Y aunque suene cruel: donde no hay mata no hay patata. Si eres mediocre, que te atropelle un camión y le escribas odas a la morfina no te va a hacer buen artista. Romantizar el sufrimiento no te da puntos de carisma. No aprendes a rimar de repente. No vas a molar más.

Tomaos en serio a la gente feliz. 

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