miércoles, 16 de septiembre de 2015

The Shepherd's Crown. SPOILERS A CARRETILLAS.

Bueno, pues ya me lo he acabado y tengo que hablar de ello. Esto no es una reseña ni una crítica. Esto es terapia.

LOS SPOILERS EMPIEZAN 
DESPUÉS DE LA FOTO



Me lo compré en inglés y tapa dura, como los ricos. En la solapa de la biografía dice "was", no "is". Eso ya predispone la lectura. La portada te dice que va a ir de Tiffany y que va a haber Nac Mac Feegle en modo horda. Tengo que decir que entender el habla vernácula de estos bichos es lo que más me ha costado. En mi cabeza, hasta ahora, hablaban como la abuela de la fabada. Intentar adivinar qué cojones estaban diciendo ha sido un ejercicio bastante estimulante.

QUE SÍ, QUE VIENEN SPOILERS


Y el clan de la abuela de la fabada está preparado para enfrentarse a ellos.


En general, le falta un baño final de Pratchettez. Es como si todos los temas que toca se quedaran cojos, simplemente esbozados. Por lo que dicen en la nota final, no le dio tiempo a terminarlo convenientemente y a pulirlo como nos tiene acostumbrados. Esto, para mí, lo convierte en un documento maravilloso e irrepetible. 

AHORA VIENE UN SPOILER 
MUY GORDO

NO DIGÁIS QUE NO OS HE AVISADO, LECHES

La primera fue en la frente, desde luego. Se muere un personaje principal (principal, chiquillos, muy principal) y yo no puedo dejar de imaginarme a ese escritor diagnosticado de una enfermedad terminal intentando gestionar el final inminente. Las brujas saben cuándo se van a morir. Él se lo olía. Todo lo relacionado con este deceso y con el sepelio tiene algo de cuento canónico; cómo todo el mundo viene a presentarle sus respetos... Como si, haciéndoles acudir a este funeral, pudiera despedirse de ellos también. Esto es todo muy paja mental mía, que me pasé páginas y páginas llorando y con las tripas hechas macramé.

Y, claro, alguien tiene que ocupar el lugar que ocupaba no ocupando ese personaje principal. Se pasa todo el resto del libro (esto sí está bien trabajado, creo que lo tenía muy claro mientras lo escribía) haciendo hincapié en los tiempos que cambian, las eras que se terminan y los sucesores que tienen que hacer las cosas a su modo. No puedo dejar de pensar que estaba mandando un mensaje subliminal (poco subliminal) a todos los escritores que deja detrás. Un "no me imitéis, buscaos vuestro camino y vuestra forma de hacer las cosas".

Vamos, un testamento.

OTROS SPOILERS
Vamos, que tenéis que haberlo leído para saber de lo que estoy hablando.

La "batalla final", para mí, es el equivalente de la de Ronda de Noche pero en brujas. Ese momento Magrat en armadura friendo elfos no tiene precio ni parangón. Esos yayos belicosos, ese aquelarre a saco: todo huele a final típico de batalla apocalíptica de bicho final. Es manido y me encanta. Ese Thunder and Lightning. El día anterior a leer esto estuve en Stonehenge, así que podréis imaginaros lo fresquito que tenía lo de los círculos de piedra.

Y ahora voy a hablar de su santa vesícula al presentarnos a Geoffrey y Mefistófeles sabiendo que se iban a quedar en este libro. No sé vosotros, pero yo habría sido feliz con un libro donde el Bibliotecario, Gaspode, Mefistófeles, Greebo y You se fueran de farra con el Equipaje. Eso no va a ocurrir y ahora lo sabemos.

Me ha faltado más Eskarina. Tenía esperanzas de saber qué congojos pasaba con su hijo. Un poco de Susan tampoco habría estado mal, pero bueno.

Tengo la suerte de que aún me quedan libros suyos por leer, pero se me han quedado las entretelas a la virulé. Me lo voy a tener que leer otra vez, sabiendo ya lo que me voy a encontrar, cosa que espero contenga un poco la carga emocional.

Pues eso. No sé si pretendía escribir su propio epitafio, pero una auténtica declaración de últimas intenciones sí que ha plantado en este libro. No es mi preferido, pero va a ocupar un lugar especial por sus características excepcionales (toma eufemismo del año).

Y ya está. Eso es lo que tenía que decir. Con vuestro permiso, hijitos, tengo cosicas que escribir.

lunes, 7 de septiembre de 2015

De fracaso, talento y ciencia infusa

Hola, higadillos míos.

Para que os vayáis haciendo una idea.


Hoy sale a la venta La Suerte del Dios Hambriento. No voy a extenderme en lo que se siente cuando llevas toda la vida escribiendo y llega el día en que sueltas una de tus criaturas al mundo, esa mezcla de ilusión y vulnerabilidad a la que pertenece el pensamiento "ay, madre mía, que me van a leer". No. Hoy voy a dejar que hablen por mí, ya que es tontería intentar decir cosas que ya se han dicho como debían decirse.

Empecemos con J. K. Rowling. Esta señora que ahora está montada en la libra fue, en su momento, una madre soltera sin un penny viviendo en Reino Unido, que es uno de los peores sitios de la tierra para ser pobre sin llegar a ser homeless. No lo he encontrado subtitulado, pero bueno: dio un discurso bien majo en Harvard sobre hincar los codos, trabajar y ser consicente de que, igual que hay gente a la que le regalan el éxito saben los dioses por qué, lo suyo es trabajárselo. Habla de cómo el fracaso te da unos puntos de experiencia especiales. Ahí la lleváis.



Luego tenemos a Neil Gaiman, que sí lo he encontrado con subtítulos. Descubrid por vosotros mismos lo que hay que hacer si el gato explota.




Y, para terminar, una cita de Terry Pratchett:

You know what the greatest tragedy is in the whole world?... It's all the people who never find out what it is they really want to do or what it is they're really good at. It's all the sons who become blacksmiths because their fathers were blacksmiths. It's all the people who could be really fantastic flute players who grow old and die without ever seeing a musical instrument, so they become bad plowmen instead. It's all the people with talents who never even find out. Maybe they are never even born in a time when it's even possible to find out. It's all the people who never get to know what it is that they can really be. It's all the wasted chances.

"¿Sabes cuál es la mayor tragedia que hay en el mundo? Toda esa gente que nunca llega a saber lo que quiere hacer, aquello para lo que tienen auténtico talento. Todos esos hijos que se hacen herreros sólo porque sus padres eran herreros. Todas esas personas que podrían ser maravillosos flautistas, y crecen, se hacen viejos y mueren sin haber visto jamás un instrumento musical, así que en vez de eso trabajan como malos labradores. Toda esa gente que nunca llega a descubrir cuál es su talento. Quizá ni siquiera nacen en una época en que les sea posible averiguarlo. Es toda esa gente que nunca llega a saber que eso es lo que pueden ser. Son todas las oportunidades perdidas."

En todo eso es en lo que pienso hoy. En el día en que me di cuenta de que podía escribir mis propias historias. En el día en que las releí y me parecieron un horror. En el momento en que decidí que nadie nace sabiendo y que hay que currárselo para hacer las cosas bien. No te enchufan a una máquina y sales sabiendo kung-fu. No hay elegidos con superpoderes cósmicos gratis y las cosas no son fáciles. Currártelo e insistir. No rendirte. Nadie va a llamar a la puerta de tu casa en busca de tu talento. Si lo tienes, criatura, haz algo con él. Y, si la cagas, recuerda que cuando aprendiste a andar costó lo suyo.

Recuerda también que Sir Christopher Lee montó un grupo de metal con noventa años y un par bien puestos. Nunca es tarde.

Y ahora, si me disculpáis, tengo que ponerme a escribir.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Urboja está al caer

Cuando empecé a escribir La Suerte del Dios Hambriento tenía claro que iba a ir de un dios que comiera niños. Fue de estas cosas que de repente coge forma y pide una estructura y unos personajes muy concretos, así que no tuve que hacer demasiado encaje de bolillos con ella. Sin embargo, durante mucho tiempo, el título fue una incógnita y lo llamé simplemente "Urboja". Recuerdo también que lo organicé a base de post-its de colores en el lateral de una estantería. Creo que todavía sobreviven algunos allí pegados.

Algo a tener en cuenta antes de empezar a leer el libro.

Curiosidades aparte, yo venía aquí hoy a dejar constancia de una entrevistica muy maja que ha aparecido publicada en la web de Sportula. Para leerla sólo tenéis que pinchar donde dice "pincha aquí para leer la entrevista". Venga, que no tiene pérdida, no es nada comparado con montar una silla del Ikea o hacer trasbordo en Avenida de América.



martes, 1 de septiembre de 2015

Nana de Rado y Vora





En el Thrais adoptaron gozosamente a la Enéada, ya que reconocieron 
en el Dios Azul y la Diosa Velada a Rado y Vora, sus dioses mellizos, 
los que tejen el tiempo a base de hilos entorchados 
con los sueños que recolectan en los niños de corta edad. 

Hay muchas canciones en el Thrais que hablan de ellos, pero quizá la más famosa sea la nana de Rado y Vora, que trata de persuadir 
a los pequeños para que se duerman lo más rápido posible. 
Esto es comprensible, ya que se cree que los niños dormidos están a salvo de Khardärago, el Dios Hambriento, a quien en Larda llaman Urboja; 
mientras los cachorros sueñan, Rado y Vora están cerca, 
y la temible deidad ávida no puede acercarse a ellos. 

Se cree, además, que el tiempo cesará si los niños dejan de soñar, 
ya que Rado y Vora no tendrán hilo con el cual dar forma a un nuevo año. 

Esta canción de cuna tiene tantas versiones como madres ha habido Arubase, pero todas empiezan de la misma manera...

 "Cierra los ojos y duérmete ya..."